Entrevista personal al líder de Sony Ericsson Argentina
Por Natalia Lesyk.- En un mano a mano con IT Business, Sebastián Campa, director General de Sony Ericsson para la Argentina, reflexiona sobre el segmento de celulares y confiesa además su pasión por el fútbol de consola. Un mirada personal sobre el mercado.
Con 38 años, Sebastián Campa tiene una carrera que responde al tenor de estos tiempos. En poco más de diez años, pasó de ser Product Manager en la operación local del grupo Sony a encabezar la dirección General de Sony Ericsson para Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia. En un mano a mano muy personal, se confiesa como un hombre soltero y hogareño, habitué de la costa esteña en vacaciones, de preparar los asados con amigos y también fanático de buscar indumentaria para su contextura de más de 1,90 metros.
¿Cómo fue el paso a ser CEO local en 2009?
Tuve muchas sensaciones, porque, si bien Sony Ericsson es otra área de negocios de la corporación, son modelos totalmente diferentes. El desafío lo tenía desde dos variables: volver al país (estuvo radicado en los Estados Unidos, entre 2002 y 2006; N. d. R.) y tener un nuevo trabajo. Los primeros meses fueron de adaptación, sobre todo en el trabajo, donde había una metodología instalada. Con mi llegada, algunas cosas cambiaron, otras se intensificaron. De hecho, el primer escollo a superar en esa etapa fue generar confianza al grupo de trabajo.
¿Cómo lo logró?
Se consigue con el tiempo y conociendo a cada uno, más allá de las funciones diarias que realiza. Cuando se ingresa a una empresa de este tipo, hay que saber qué hay detrás de la persona, cómo piensa, cuál es su nivel de integridad y qué compromiso frente a la compañía tiene, cómo se desempeña y desenvuelve socialmente con sus colegas. Por otro lado, tienen que poder conocerte. Eso lleva tiempo, pero lo logré en los primeros seis meses.
¿Qué cambios impulsó?
Aproveché mi background de marketing desde mis días en Sony, empresa en la que la marca tiene una presencia muy fuerte ante el consumidor final. En base a esa experiencia, en Sony Ericsson, apunté a lo mismo pero a través del carrier. Hoy parece algo común, pero, hace dos años, el celular era para hablar y usar mensajes de texto. Si contaba con cámara o música, mejor. Debimos reconocer que, lo que antes era considerado una fortaleza - apuntar a la música o la cámara-, se había convertido en una debilidad. Ahora se busca tener productos que combinen todo bajo un mismo paraguas de entretenimiento.
¿Cambiaron mucho las reglas del juego en el mercado de telefonía celular?
Muchísimo. De hecho, cambian cada tres o seis meses. Lo que a nosotros nos ayuda mucho a la hora de trabajar es que se desestructura el tema de los horarios para la toma de decisiones. En mi caso, manejo tres líneas de celulares, una para cada operador, que están disponibles siempre o por lo menos hasta el viernes a última hora. En el fin de semana, me quedo con una que es social.
Es algo común, ver ejecutivos con más de un equipo. ¿Cómo se hace para no perder el Norte en este sentido?
Terminas acostumbrándote. Yo ya sé que salgo con las llaves del auto, la billetera y los tres celulares. A veces, genera un poco de estrés el hecho de que un dispositivo avisa de una reunión y los demás te alertan al mismo tiempo.
Justamente, ¿cómo se canaliza el estrés?
Pasa por el nivel de conocimiento de uno sobre aquello que le genera estrés o no. Por ejemplo, cuando regresé de mis últimas vacaciones no tenía mails sin leer. Todos los días le dedicaba más o menos una hora a leerlos y no me estresó. Me considero una persona afortunada por el trabajo que tengo, aún en situaciones límites. Lo que me ayuda mucho es la actividad física diaria, porque cuando estoy en el gimnasio entro y no pienso. Eso sí, es el único espacio donde los apago.
¿Le gustan los gadgets?
Sí, cuando entré en Sony era un freek de la tecnología. Cuando era chico, me gastaba fortunas en equipos de música, bandejas, amplificadores y parlantes. Era la época en la que se compraba mucha música. Recuerdo que había sido el primero entre mis amigos en tener reproductor de CD, en el año `85. Todo el mundo venía a mi casa a escuchar CDs, para ver cómo sonaban. Hoy, tengo mi casa equipada con tecnología. De hecho, tengo una sala de home theater y otro equipo en el dormitorio con la PlayStation.
¿Cuáles son tus juegos preferidos en la consola?
El Winning 11 y el FIFA Ea Sports. Están pegados con la gotita, no se sacan (ríe). También, el de tenis. De hecho, son los deportes que más práctico: fútbol, tenis y golf. El surf, en verano, y el gimnasio.
¿Cómo es un día en su vida?
Me levanto a las 7.15. Lo primero que hago es revisar los mails desde el celular. Después me baño, me cambio, lo usual. El desayuno depende de cada día. A veces, me preparo un shake de proteínas. Por otro lado, una de mis rutinas es, la noche anterior, priorizar los primeros 15 minutos del día. Es decir, revisar lo que hay que hacer, lo que tiene que estar resuelto, lo que tengo que analizar y terminar al día siguiente, qué decisiones tengo que tomar que afecten a mis compañeros de trabajo. Para ello, reviso mi calendario para organizarme y definir la ropa a usar al día siguiente. A partir de ahí, armo mi día, si ir directamente a la oficina, encontrarme con un cliente o hablar con determinadas personas para que se avancen actividades. No tengo días estándar, sino que dependen de los objetivos.
¿Cuál fue su mayor satisfacción, desde que está en el cargo?
Fueron muy satisfactorios 2007 y 2008, por el crecimiento que tuvimos. Había objetivos muy sólidos dentro de la compañía a nivel global: lograr ser la tercera marca en tres años. En 2008, logramos el 15% del share en la Argentina junto con Samsung. Logramos hacerlo en dos años. También, estoy orgulloso de mi equipo de trabajo. Reconozco que somos un grupo humano con fortalezas y debilidades pero, más que nada, con integridad. Eso genera confianza. Estar en Sony Ericsson es como una inyección de energía nueva.
¿Cuál es el desafío para este año?
Para 2010, tenemos por delante el nuevo posicionamiento de la marca para que se la asocie con el entretenimiento. Hoy, la terminal deja de ser una herramienta de comunicación para ser una plataforma de diversión.
¿Y a nivel personal?
Mi gran sueño es que la gente me considere un buen líder. Mi mayor satisfacción es cuando la gente con la que trabajo me dice que aprende positivamente a mi lado.
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